Inicio Arte y Cultura Mandrágora: pulmón cultural en el centro de Toluca

Mandrágora: pulmón cultural en el centro de Toluca

por Alejandro Herrera

En el centro de Toluca, en el número 101 de la avenida Independencia, casi esquina con Juárez, hay una desangelada taquería, como muchas de las que proliferan por las calles de la capital del Estado de México.

Sin embargo, si en un acto de rebeldía o simple curiosidad, se cruza el umbral de dicho establecimiento y se pasa de largo hasta el fondo, hay un patio con una estrecha escalera que comunica con el Centro de Producción Creativa “El Solario”, un proyecto colectivo en el cual se conjuntan diversas propuestas artísticas y culturales para dar cabida a jóvenes (y no tan jóvenes) expositores, talleristas y músicos.

Ahí, cobijado por los muros de una construcción que pudo haber sido una vecindad o un palacio, se encuentra Mandrágora, gourmet, chocolate, arte y libros, un espacio que, en palabras de Marky, uno de los pilares que sostiene el poco convencional recinto, funge como “un pequeño pulmón cultural de difusión para las ciencias sociales y las humanidades, justo en el corazón de la ciudad, una plataforma para que las cosas sucedan”.

Así, entre maniquís, viejas revistas, un televisor que sólo transmite ruido blanco y plantas que se asoman sin recato por las ventanas, Mandrágora promueve una oferta gastronómica diferente. Platillos que provienen de distintas regiones del país como Oaxaca, Guerrero, Jalisco y algunos trucos aprendidos en otros países como Colombia.

La carta es diversa, aunque los espíritus de los sabores son un ingrediente más que complementa el concepto; por tal motivo, quienes se internan en las profundidades de esta apartada isla, cuyas paredes blancas sirven también como soporte para exposiciones de fotografía, escultura o dibujo, pueden disfrutar de platillos como pastas, ensaladas, enchiladas, corundas michoacanas o de alimentos exóticos como el patacón, comida cuya base es el plátano frito aplanado y que es tradicional en algunos países de América Latina y el Caribe.

Pero Mandrágora, que vio la luz en 2017, no es sólo un punto de venta, el comercio de insumos funge como una estrategia para sostener una propuesta que va más allá de lo culinario. Mandrágora apuesta también por la música, sobre todo por las propuestas frescas, y no tan frescas, pero que sean originales y que agreguen un ingrediente más a la escena.

Aunado a ello, el espacio es también foro para tertulias, conversatorios y otras manifestaciones como las artes visuales, de donde se desprenden actividades como la que se realiza desde octubre, una iniciativa denominada Murales Efímeros, en la cual cien artistas, divididos por ternas, realizan obras en retablos a manera de pintarrón, que sus sucesores desdibujan cada jueves para crear algo nuevo.

Marky, uno de los pilares de Mandrágora.

Marky, quien ha emprendido esta aventura junto a sus compañeros Yan Velásquez y David Zárate, cree que es mentira que Toluca sea una ciudad fría, que está dormida, para él hay demasiado arte pero no está visible, “hay gente con mucho talento, dice, pero no son vistos”.

Mandrágora no es un arca para rescatar artistas, pretende ser un espacio para la propuesta y para que quienes ya son lo que son y aman lo que hacen tengan un lugar, pero también extiende su llamado a aquellos circunscritos al ámbito de las ciencias sociales y las humanidades, “porque si en las condiciones del arte se tiene la impresión de que las plataformas son escasas”, afirma Marky, “en las ciencias sociales y humanidades, si se pueden mencionar tres, que no formen parte de la universidad (la UAEMÉX), se estaría hablando de una cosmópolis de otro nivel.

En realidad, la preocupación de los creadores de Mandrágora está enfocada también en trazar las rutas para una multidisciplinariedad, para ellos el arte per se puede ser multidisciplinario, pero las humanidades no lo son, las ciencias de la naturaleza tienen un lenguaje que las homologa, pero en el caso de las ciencias sociales no es así y la sociedad necesita estos matices para poder fomentar el espíritu crítico.

México ocupa el lugar 107 de 108 países, a nivel internacional, en índices de lectura, justo arriba de Colombia, por dicha razón, la gente que trabaja en Mandrágora ha impulsado iniciativas como Pro Lectores, un proyecto motivado por la idea de que una sociedad que lee es una sociedad que tiene mayor criterio, conciencia del entorno y puede ampliar su lenguaje en aras de un espíritu crítico.

A través de Pro Lectores se han establecido algunos convenios con Colombia y con toda la región del Caribe, por medio de las oficinas de relaciones internacionales, para trabajar  estrategias que detonen que la gente lea.

Sin embargo, como Marky apunta, los resultados para determinar los niveles de lectura de un país no son del todo confiables, pues las baterías utilizadas consideran que la lectura solo tiene que ver con la literatura, con la poesía o con escritores famosos, sin embargo, desde su perspectiva, “la música también se lee, las matemáticas también se leen, la ciencia política y el derecho se leen, así como otras cosas”, por lo tanto, la inclusión de tales indicadores podría inclinar la balanza a nuestro favor, concluye.

Mandrágora, gourmet, chocolate, arte y libros,es un proyecto integral al cual vale la pena darle seguimiento, es un lugar que rompe con los estándares de lo que habitualmente puede encontrarse en Toluca, es una propuesta para quienes buscan un sitio cómodo para leer, charlar o salir del ajetreo cotidiano.

Asimismo, es una plataforma para que el talento emergente de la ciudad encuentre a su público, un público que está ávido de propuestas que lo cautiven y atrapen para sacudirse el estigma de la apatía, el desinterés y el distanciamiento que tantas veces se le ha achacado.

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