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Marie Curie, pasión por la ciencia

por Adriana Negrete

“Todo lo nuevo que veía y aprendía me deleitaba. Era como si se me hubiese abierto un nuevo mundo, el mundo de la ciencia. Al fin se me estaba permitido el conocimiento con total libertad” Marie Curie.

Marya o Manya Sklodowska, conocida mundialmente como Marie Curie,  nació en Varsovia el 7 de noviembre de 1867. Su padre profesor de física y matemáticas y su madre directora de un colegio de señoritas. Marya fue una alumna dedicada y brillante, que mostraba  especial interés por aprender y dedicarse a una carrera científica, aunque le fue muy difícil continuar ya que en aquel tiempo era inusual que las mujeres hicieran estudios universitarios.

Marya apoyó a su hermana trabajando como institutriz, para que estudiara la carrera de medicina; mientras tanto estudió matemáticas y física en lo que se conocía entonces como Universidad flotante, espacio clandestino creado para quienes no tenían posibilidades de seguir estudiando.

Cuando su hermana Bronia terminó la carrera, le da dinero para que pudiera estudiar y en 1891, a los 24 años, viajó a París y se inscribió en la Universidad de la Sorbonne; fue entonces cuando su nombre cambió a “Marie”.

En aquellos años de estudiante, Marie  vivía de una manera austera, con muy pocos recursos, sin embargo, su pasión y obsesión por aprender la condujeron a dedicar muchas horas al estudio. Obtuvo la licenciatura en Física 1894, reconocida como la mejor alumna de su clase.

Un año después, Marie conoció a Pierre Curie, quien se convertiría en su esposo. Con el compartía el amor y dedicación por la ciencia y el conocimiento. Su boda fue sencilla y sin recepción; su luna de miel la pasaron recorriendo París en bicicleta.

Ante el descubrimiento de los rayos X por parte de Wihelm Roentgen y de los rayos que emitían los minerales que tenían uranio por Henri Becquerel; Marie se dedicó a su estudio y tras descubrir la radioactividad presente en estos minerales aunque independiente del uranio, descubrió también dos nuevos elementos, el Polonio y el Radio.

Debido a estos trabajos, Becquerel, Pierre y Marie recibieron en 1903 el Premio Nobel de Física. Tiempo después, Pierre continuó estudiando los efectos del radio y dieron por resultado la Curieterpia o radioterapia como tratamiento para los tumores malignos.

Pierre murió el 1906, Marie continuó sus investigaciones, mantuvo su hogar con sus dos hijas Eve e Irene, se encargó de la cátedra que Pierre impartía en la Universidad de Sorbonne, convirtiéndose entonces en la primera mujer en hacerlo. Aunque le fue negado un lugar en la Academia Francesa de Medicina, en 1911 recibió el Premio Nobel de Química – por segunda ocasión – por el descubrimiento del peso atómico del radio.

En 1934 Marie enfermó gravemente, el diagnóstico fue leucemia, murió el 4 de julio a los 74 años. Su legado es fundamental: es icono de empoderamiento femenino, de pasión por la ciencia, de entrega y compromiso por cualquier actividad que una persona quiera emprender.

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