Inicio Arte y Cultura En Un grito de libertad, no trabajamos con expedientes sino con seres humanos: Arturo Morell

En Un grito de libertad, no trabajamos con expedientes sino con seres humanos: Arturo Morell

por Redacción

Foto: Rodolfo Issac Garcia Resendiz

  • Como parte del programa Cervantino para todos, 97 internas e internos del Centro de Prevención y Reinserción Social de Guanajuato participaron en el montaje

 

  • “Todo lo que va ocurriendo en el proceso teatral lo relacionamos con la vida”, dijo Morell en conferencia de prensa

 

  • En la primera de función, uno de los actores recibió su carta de liberación por parte de las autoridades penitenciarias

 

En el marco del programa Cervantino para todos, el director de teatro Arturo Morell trabajó con internos del Centro de Prevención y Reinserción Social (Cepreso) de Guanajuato para la realización del montaje Un grito de libertad, que tuvo tres presentaciones el pasado fin de semana, le fue otorgada la carta de deliberación de uno de sus actores, quien agradeció su inserción a dicho proyecto que le sirvió para dar un cambio a su vida.

La puesta en escena retoma pasajes de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, como los episodios de la lucha contra los molinos o la declaración de amor a Dulcinea, sin embargo, lejos de quedarse en lo meramente literario, Morell se propuso ir un paso más allá y usar “el teatro como un pretexto para relacionar la anécdota con las experiencias de los reclusos”.

“Todo lo que va ocurriendo en el proceso teatral lo relacionamos con la vida”, aseguró el director y presidente de la Fundación Voz de Libertad A. C., plataforma de intervención cultural donde comparte las experiencias y estrategias para la transformación social.

“Trabajamos mucho prevención del delito, reinserción social, equidad de género, violencia doméstica, y desde 2004 hacemos el proyecto Un grito de libertad, que consiste en entrar a un centro de reclusión a mover energía negativa a positivas a través de cantar, actuar, bailar, pero sobre todo de meditar”.

Al concluir la primera función de Un grito de libertad el pasado viernes, el actor Eduardo, recibió su carta de liberación por parte de las autoridades penitenciarias, sin embargo, decidió permanecer en el Cepreso con sus compañeros del montaje teatral para presentar las dos funciones pactadas.

Eduardo señaló: “A mí siempre me gustó el teatro, la música; creímos que el proyecto era para cumplir con una palomita más; habíamos muchos que no creíamos en esto, pero varios compañeros nos metimos mucho, ensayábamos y nos convertimos en una familia”.

Arturo Morell ha recorrido el país con su propuesta y ha trabajado con más de mil reos al interior de nueve cárceles hasta ahora. El proyecto incluso ha sido llevado a las pantallas a través de un documental que fue premiado en el Bright Minds Film Festival de Miami.

Para las presentaciones dentro del Centro de Prevención y Reinserción Social de Guanajuato se contó con la participación de 97 internas e internos, quienes realizaron desde la asistencia de dirección, producción, diseño y elaboración de escenografía, hasta la misma actuación e interpretación.

El director explicó que el proceso de montaje se realizó desde julio durante 30 sesiones en las que se realizaron talleres de canto, baile y actuación. “El requisito básico es contar con concentración, disciplina y tolerancia.

Al igual que Eduardo, Sandra Martínez también obtuvo su libertad hace algunos años del Centro de Readaptación Social Santa Martha Acatitla y hoy se encuentra trabajando en la Fundación Voz de Libertad, A. C.

“A pesar de que a mí me gustaba mucho el teatro, yo era una persona que no lloraba, no externaba ningún sentimiento y menos en un centro de reclusión, en donde no te puedes permitir el hecho de que te vean débil. Una vez que vas adentrándote en el proyecto, te sucede una catarsis, empiezas a perdonar y a llenarte de una magia y una nueva luz. Te vas sensibilizado y te demuestra que es más fuerte quien enseña sus sentimientos a los demás. Encontrarme y participar en este proyecto me devolvió a la persona que yo quería ser”, concluyó.

Por su parte, Morell destacó las estrategias de continuidad fuera de tiempos de montaje o del Festival, por ello Voz de libertad cuenta con una serie de instrumentos para dar seguimiento a las personas, tanto dentro como fuera de prisión, valorando las posibilidades de apoyo que se les pueda proporcionar.

Finalmente, el director celebró que este año se haya firmado un convenio entre la Secretaría de Cultura y la Comisión Nacional de Seguridad para impulsar este tipo de acciones.

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