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Ladronas de Almas: Muertos Vivientes e Insurgentes malditos

por Alejandro Herrera

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El cine de zombies, una tendencia que si bien no es un género como tal, logró enorme popularidad en la última década gracias a cintas como Resident Evil, 28 Days Later, Zombieland, Dawn of the Dead, entre otras.

Los muertos vivientes habían llegado para quedarse y fueron exprimidos hasta el cansancio no solo en el celuloide, sino también en series de televisión como Dead Set, Z Nation o la más conocida de todas The Walking Dead, adaptación del cómic homónimo creado por Robert Kirkman y Tony Moore.

Sin embargo, después de muchos litros de sangre, desmembramientos y clichés que ya rayaban en el absurdo, los putrefactos personajes, producto de letales virus militares y de la mercadotecnia, se fueron apagando poco a poco hasta el punto de casi desaparecer de las marquesinas de las salas cinematográficas.

En Latinoamérica el cine de horror ha tenido un desarrollo irregular, salvo contadas excepciones, y el de zombies es escaso, debido en gran medida a la falta de recursos de producción y a las complicaciones que implica adaptar el concepto a nuestra idiosincrasia sin caer en la comedia involuntaria.

Juan de los Muertos de Alejandro Brugués fue muy atinada en el manejo del tema y ahora Ladronas de Almas, la más reciente cinta de Juan Antonio de la Riva, se arriesga a abordar la mitología de los caminantes desde una perspectiva diferente.

Situada en 1815, época de conflicto para México, Ladronas de Almas nos cuenta la historia de la familia Cordero, quienes después de sufrir el ataque del ejercito realista durante la guerra de independencia, han decidido apartarse lo más posible de la insurrección.

Sin embargo, el padre, sus tres hijas y un par de sirvientes, quienes habitan una hacienda en la cual los combates han hecho mella, reciben la visita de un grupo de insurgentes cuya misteriosa misión viene a alterar la aparente calma del lugar.

Después de la desaparición de uno de ellos se revela que las hermanas Cordero, encarnadas por Sofía Sisniega, Natasha Dupeyron y Ana Sofía Durán, esconden un secreto mortal: han reclutado un muerto viviente como arma para defenderse de las vejaciones de los invasores quienes tampoco son lo que dicen ser.

De la Riva sabe que camina sobre terrenos espinosos, sobre todo en la aparentemente inverosímil premisa de la cinta, pero a pesar de ello el director sale avante al sumergirnos en una trama llena de suspenso y horror a la vieja usanza.

No están aquí las vertiginosas secuencias a las que nos tiene acostumbrados Hollywood y su parafernalia, sino más bien reminiscencias a Zombie Blanco de Halperin y La Noche de los Muertos Vivientes de Romero. La producción, sobria pero eficiente, no da pie a distracciones innecesarias, pues el espectador queda sumergido completamente en las acciones de los personajes y no en los efectos visuales que también destacan por su impecable ejecución.

Ladronas de Almas llama la atención por su aproximación al tema desde una perspectiva local, mexicana, pero sin caer en regionalismos, es una historia de venganza, de misterio donde los muertos vivientes no son el motivo principal de la cinta sino un elemento para que esta vaya desmenuzándose de forma adecuada, sin excesos, lo cual no implica ausencia de escenas sangrientas que son una característica esencial de este género, al contrario, cada elemento está colocado de manera cuidadosa para construir la tensión que estalla en momentos precisos y contundentes.

La película, escrita por Christopher Luna, dirigida por Juan Antonio de la Riva y musicalizada por Diego Herrera, llegará a las salas cinematográficas el próximo 21 de abril, después de haber sido exhibida en diversos festivales como Feratum, donde fue reconocida y el ciclo Masacre en Xoco organizado por la Cineteca Nacional.

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