La supercomputadora más poderosa de México se encuentra en el sótano de un imponente edificio ubicado en el kilómetro 38 de la carretera Toluca-México, entre los grandes árboles del Parque Nacional Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla; es decir en las inmediaciones de la zona conocida como la Marquesa.
Con una capacidad de aproximadamente 430 teraflops —equivalente a 25 mil computadoras portátiles—, Abacus cuenta con un sistema de almacenamiento de 1.2 petabytes que equivale a seis mil veces la totalidad de los documentos existentes en la Biblioteca José Vasconcelos. Que el edificio que alberga a Abacus esté localizado en la zona del Parque Nacional La Marquesa no fue por casualidad, pues el clima frío de esa región permite mantener controlada la temperatura de Abacus I, reduciendo drásticamente el consumo energético.
La Agencia Informativa Conacyt entrevistó en exclusiva al doctor Isidoro Gitler, responsable del Laboratorio de Matemáticas Aplicadas y de Cómputo de Alto Rendimiento (Abacus), quien explicó que el supercómputo es un área de desarrollo científico y tecnológico que se ha vuelto fundamental para la generación de nuevo conocimiento y de su aplicación.
“Por definición, el supercómputo es una actividad interdisciplinaria e interinstitucional; se necesitan capacidades de conocimiento de muchas áreas que convergen para poder resolver un problema típicamente complejo y, a su vez, participan varias instituciones a través de grupos de investigación y desarrollo, así como diversos laboratorios especializados. La capacidad computacional de una supercomputadora permite realizar modelado matemático y simulaciones numéricas altamente especializadas en cualquier área del conocimiento en tiempos relativamente cortos, que sin utilizarlas serían básicamente imposibles de obtener en tiempos razonables”.
De acuerdo con el investigador, Abacus I cuenta con el potencial necesario para ayudar a entender el comportamiento de fenómenos específicos a nivel cerebral. El primer paso es realizar el modelado matemático y posteriormente esos modelos se simulan numéricamente a través de la supercomputadora.
“Estas capacidades de cómputo permiten simular numéricamente modelos matemáticos con alto grado de precisión y, en consecuencia, con ello tratar de entender enfermedades, formas y mecanismos de funcionamiento de un órgano tan complejo como puede ser el cerebro humano”.
De hecho, en ello consiste uno de los proyectos más importantes que alberga Abacus, estudiar, en colaboración con el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez y el Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca, la hemodinámica cerebral. “A partir de la modelación matemática y su simulación numérica, queremos entender cómo se comportan las malformaciones arteriovenosas del cerebro y una vez que lo entendamos podríamos generar alternativas de tratamiento individualizadas para cada paciente”.
Al tratarse de un esfuerzo conjunto entre el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (Comecyt), Abacus está abierto a la comunidad científica nacional, la cual puede someter sus proyectos a las convocatorias anuales que emite el laboratorio.
“Nosotros emitimos dos convocatorias públicas anuales para que cualquier investigador someta sus proyectos estas. Contamos con comités que evalúan la experiencia de los usuarios, el impacto de su proyecto y los recursos computacionales que van a requerir; una vez aprobados, se les abren las cuentas y se les destinan los recursos necesarios”. Asimismo, debido al interés que la supercomputadora ha generado desde que comenzó a operar, instituciones del sector gubernamental como la Secretaría de Energía, la Comisión Federal de Electricidad e incluso el Tribunal Superior de Justicia, por mencionar algunos, así como empresas de la iniciativa privada como Nissan y Cervecería Modelo, se han acercado en busca de esquemas de colaboración (Con información de la Agencia Informativa del Conacyt).