Tal ha sido la influencia de Madonna en el mundo contemporáneo, que llegó a convertirse en objeto de estudio de académicos, hasta llegar al grado de crearse los “Madonna Studies”.
El mundo académico ha analizado diversos elementos provenientes de este icono musical, ya sea como cuestionamiento crítico, o como reconocimiento de su influencia en la liberación sexual de diversos grupos.
CIUDAD DE MÉXICO.- Conocida como la Reina del Pop, Madonna (Louise Veronica Ciccone) nació el 16 de agosto de 1958 en Michigan, Estados Unidos. Su trayectoria en el mundo de la farándula es amplia, exitosa y siempre rodeada por la polémica. Con una infancia difícil, después de perder a los cinco años a su madre a causa del cáncer de mama, y una historia familiar estrictamente católica, Madonna saltó a la fama mundial durante los 80 con el exitoso álbum “Like a Virgin”, desde entonces, tal ha sido su influencia que llegó a convertirse en objeto de estudio de académicos.
Madonna ha sido considerada la solista más exitosa de todos los tiempos y así ha quedado registrado en el Libro Guinness, superada únicamente por Los Beatles, Elvis Presley y Michael Jackson. Su imagen revolucionaria e irreverente ha sido definida como una bandera liberadora para las mujeres, especialmente en lo que se refiere a la sexualidad. Decenas de cantantes han inspirado su imagen y obra en este icono del pop y de la moda. Pero su influencia no queda únicamente en el espacio de la farándula, su imagen ha trascendido distintas esferas, por ejemplo, a espacios académicos donde se discute reiteradamente sobre el impacto cultural de esta figura.
Tanto ha sido el impacto de la Reina del Pop en la sociedad contemporánea, que se ha llegado a describir como un fenómeno político-cultural, al grado de generarse el término “Madonna Studies” (Estudios Madónicos). Sobre todo a partir de la década de los 90, diversos grupos de investigadores sociales interdisciplinares comenzaron a estudiar la influencia de esta cantante, sobre todo desde el enfoque de los estudios sobre consumo.
El mundo académico ha analizado diversos elementos provenientes de este icono musical, ya sea desde un punto de vista que cuestiona la tendencia e incitación al consumo desproporcionado de la moda, la frivolidad del espectáculo y la irreverencia y provocación como camino hacia la hiper-comercialización de la propia figura; hasta la concepción del ídolo pagano. Así, autores como Luis Cárcamo-Huechante sugieren que el embrujo internacional que provoca Madonna se debe al fenómeno “camp”, que según Susan Sontag deriva de la “fascinación por el artificio y la exageración”.
Robert Miklitsch, en su libro “De Hegel a Madonna: hacia una economía general del fetichismo de los productos básicos” (1998), ha señalado que la cultura de masas puede llegar a suponer el eclipse del arte y el buen gusto y derivar incluso en la muerte de la cultura como se le entendía en el sentido clásico. Por su parte, Georges-Claude Guilbert, en el texto “Madonna como mito posmoderno: cómo la autoconstrucción de una estrella reescribe el sexo” (2012), refiere que la estrella del pop como figura mítica posmoderna representa la transición de elementos como la fortuna, la belleza, la ambivalencia, la transgresión, la amalgama, la re-construcción, y por supuesto el culto, y asegura que “…la estrella mítica es objeto de culto pagano”.
Los propios académicos debaten entre las consecuencias de la aculturación, la pérdida del buen gusto y la mancillación de la cultura clásica; al mismo tiempo que otros reconocen la influencia de la Reina del Pop en una época donde el sexo, la diversidad sexual y el boom del SIDA no eran temas que se trataran en el espacio público.
Sea como sea, Madonna es una figura icónica de la cultura pop que los Estados Unidos han importado al mundo; forma parte de la era del hiper consumo y representó una de las más grandes explosiones de MTV, pero también contribuyó en la arquitectura del camino hacia la liberación sexual de muchos grupos de mujeres y de la comunidad LGBT.