La secuela del héroe más pequeño del Marvel Cinematic Universe llega a la pantalla grande, tan solo dos meses y medio después del estreno de Avengers Infinity War
La más reciente cinta del director Peyton Reed reconoce su importancia dentro del MCU, pero no pretende competir al nivel de la última entrega de los Avengers; con un muy buen manejo del guion, para que la relación con ésta última no se sienta forzada o fuera de lugar, Ant-Man and the Wasp logra convertirse en una pieza relevante que llevará al espectador directamente a la acción en una forma concreta y divertida.
El filme se sitúa justo después de Captain America: Civil War; Scott Lang se encuentra en arresto domiciliario por violar los tratados de Sokovia, dicha “irresponsabilidad” terminó por afectar a Hank Pym y Hope Van Dyne quienes ahora viven fugitivos. El equipo que se vio en la primera parte de la franquicia se presenta fracturado, aunque esto cambiará a pocos días de que Lang cumpla su sentencia, cuando se revela que existe una posibilidad de rescatar a Janet Van Dyne, la primera Wasp, del Reino Cuántico, donde ha permanecido atrapada desde hace varios años.
Al igual que la primera entrega, toda la acción se desarrolla en la ciudad de San Francisco, pero la trama trae nuevos personajes que complementan la historia, en especial Sonny Burch (Walton Gogggings) y Ghost (Hannah John-Karmen), los dos villanos a los cuales Ant-Man y su nueva compañera, The Wasp, deberán enfrentarse.
Ghost resulta el villano más logrado, con un trasfondo más humano que busca generar empatía con el público, pero a pesar de su buen diseño y del vínculo con Bill Foster (Laurence Fishburne) pieza fundamental en el pasado de Hank Pym, no termina de aterrizar por completo, convirtiéndose en un cliché que no convence y por ende, junto con Sonny, en un simple obstáculo que va y viene durante toda la película bajo una fórmula sobreexplotada que si bien no desmerece, tampoco aporta nada nuevo. Aún así, los creadores lograron construir una carrera contra el tiempo que cuenta con un buen ritmo y excelentes escenas de acción visualmente disfutables, que mantienen al espectador al filo del asiento.
Mención aparte merece el diseño del Reino Cuántico, pues es precisamente la división entre éste y el mundo real lo que le da un toque especial a la entrega; por una parte vemos que Reed cumple con lo que había señalado y explora mucho más la ciudad de San Francisco con secuencias de peleas bien armadas, en contraparte al laboratorio Pym, donde se encuentra un universo que recuerda los mejores momentos de Doctor Strange. Lo único criticable en torno a esto es que, de cierta forma, resulta inevitable sentir que la película espera resolver todas la dudas y conexiones entre los personajes a través de lo cuántico, lo cual raya en el absurdo y en el cientificismo cercano a cintas de cine B. Finalmente, el humor vuelve a ser un factor primordial, y Paul Rudd sabe darle a Ant-Man un toque especial con la inclusión de chistes inteligentes.
Sin duda alguna, la segunda parte de Ant-Man consigue su propia personalidad dentro del MCU, y funciona como una cinta independiente, mientras que al mismo tiempo logra conectar a los seguidores más acérrimos de Marvel por medio de todas las referencias que hacen a las películas de Los Vengadores y a los cómics; prueba de ello son las escenas post-créditos que deleitarán a los aficionados de la franquicia dirigida por los hermanos Russo, por sus impactantes revelaciones.
En conclusión Ant-Man and The Wasp cumple con presentar al entrañable dúo que los seguidores de las historietas conocen a la perfección y sin duda Marvel logra posicionar a The Wasp (Evangeline Lilly) como una buena heroína que podría dar de que hablar en futuras entregas. Imperdible para los amantes de este gran universo cinematográfico.