La entrega del director francés Xavier Gens, logra ser una película entretenida para los amantes del género, sin ser realmente trascendente o innovadora

Basada en el caso real de una monja ortodoxa crucificada en Rumania tras un exorcismo , Crucifixión utiliza el viejo recurso de la investigación periodística como detonante de una trama más bien predecible. Nicole Rawlins (Sophie Cookson) parece estar totalmente convencida de que el padre Anton (Corneliu Ulici) es culpable del asesinato de la hermana Vaduva (Brittany Ashworth) Sin embargo, conforme avanza la cinta irá descubriendo que, tal vez, la posibilidad del mal como una presencia demoniaca,  podría ser más cierta de lo que dicta la razón.

Resultan inevitables las referencias a El Exorcista de 1973 o al Exorcismo de Emily Rose de 2005, pero el género, si es que puede catalogarse como tal, no se caracteriza por su originalidad. Crucifixión plantea una historia convincente, en un principio, en la cual los personajes y las situaciones que se van presentando prometen algo que nunca llega, pues al final, la cinta deja una sensación de que al editor se le acabo el tiempo de entrega y no consiguió atar algunos cabos que hubieran permitido que la película tuviera un impacto mayor; pareciera que, para tapar los agujeros de la trama, el director hubiera recurrido a ridículas explicaciones sobrenaturales que terminan por echar a perder el desarrollo profundo de ciertas situaciones y personajes.

El filme está plagado de los ya recurrentes clímax falsos, basados en ruidos y música de tensión, que  haran saltar del asiento a los desprevenidos, pero que en su mayoría resultan predecibles. Por otra parte, si hay algo que resaltar, es el buen trabajo de fotografía a cargo de Daniel Aranyó quien logra construir muy buenas, y tenebrosas, atmósferas; aparte de  sacar provecho a los increíbles paisajes de Rumania.

Chad y Carey W. Hayes, han sabido explotar el morbo de los espectadores y lo han dejado claro con trabajos como  “El Conjuro” y “Annabel”, sin embargo, la fórmula ha comenzado a agotarse y se nota. Aunque si lo que se busca es entretenimiento sin mayores pretenciones, La Crucifixión es un buen pretexto para pasar una tarde de domingo.