Richard Felton Outcault sentó las bases de la historieta moderna y fue pionero en la venta de licencias para el uso de sus personajes en accesorios y demás parafernalia.
Richard Felton Outcault nació en Lancaster Ohio el 14 de enero de 1863. Hijo de Jesse y Catherine Outcault, comenzó a mostrar su talento artístico desde muy temprana edad, pero lo desarrolló de manera formal a los 15 años, cuando ingresó a la McMicken University School of Design en Cincinnati.
Después de trabajar un tiempo como pintor, Outcault fue contratado para realizar ilustraciones técnicas en los laboratorios Edison, donde tuvo la oportunidad de viajar a París para perfeccionar su estilo.
Probablemente el nombre de Richard Felton Outcault no diga mucho de primera mano, sin embargo, la historieta moderna sería muy distinta sin la forma narrativa creada por este artista.
Cuando regresó a los Estados Unidos, Outcault se se estableció en Nueva York para comenzar a publicar algunas tiras de humor en revistas como Judge, Life y Truth, donde su trabajo llamaría la atención de Joseph Pulitzer, quien lo invitaría a las páginas del New York World.
Pulitzer utilizó las tiras de Outcault en un suplemento experimental a color cuya primera página estaría ocupada por Hogan´s Alley, un cómic que constaría de un solo panel protagonizado por Mickey Dugan “El chico amarillo”, un niño calvo de grandes orejas, que vivía en las calles de un ghetto neoyorquino y que utilizaba un camisón enorme en el cual aparecían frases que hacían referencia a cuestiones sociales y políticas.
Hogan´s Alley debutó el 5 de mayo de 1895 y se convirtió en un éxito inmediato.
¿Por qué un camisón amarillo?
La elección del color para el camisón de Mickey Dugan se debió más a una cuestión de azar; en aquel entonces el amarillo era difícil de imprimir, fue uno de los encargados del periódico quien sugirió a Outcault realizar una prueba con esta tinta para resaltar la vestimenta del personaje.
El resultado encantó al autor quien lo dejó así, inaugurando de esta manera, una nueva etapa en la historia de las tiras cómicas.
Hogan´s Alley fue la primera historieta en aparecer de manera recurrente en un diario, por ello, se considera a Richard Felton Outcault como el padre de los cómics.
Sin embargo, años más tarde, “El chico amarillo” se vería inmerso en una amarga batalla por los derechos de propiedad de su publicación. En aquel entonces era por todos conocida la rivalidad entre Pulitzer y William Randolph Hearst, este último dueño del New York Journal, quien al ver el éxito de Mickey Dugan en las páginas de su competencia, decidió contratar a Outcault para incluir al personaje en las páginas de su periódico.
Después de una extensa afrenta legal, se decretó que el nombre de Hogan´s Alley pertenecería al New York World, donde sería dibujado a partir de ese momento por George Luks y se le asignaría el título “The Yellow Kid” a las tiras publicadas por el Journal.
El New York Journal se hizo celebre después por dar origen al término “prensa amarillista”, debido a la combinación entre las historias sensacionalistas de Hearst y los turbios escenarios plagados de pobreza y situaciones escandalosas provenientes de las viñetas de Outcault.
“Hogan´s Alley” y “The Yellow Kid” dejaron de aparecer en los diarios en 1898 y más adelante, en 1902, cansado de las disputas entre Hearst y Pulitzer, Outcault comenzó a trabajar en su segundo personaje más recordado Buster Brown, cuyas aventuras aparecieron en el Journal hasta 1920, periodo en el cual el artista comenzó a vender licencias para el uso de su creación en diversos productos.
El registro de sus personajes brindó a Outcault la oportunidad de obtener cuantiosas regalías por la venta de ropa y accesorios, lo cual le permitió también, en 1909, abrir una agencia de publicidad: The Outcault Advertising Agency, negocio que heredaría a su hijo para retirarse a pintar retratos y paisajes hasta el día de su muerte el 25 de septiembre de 1928.
El trabajo de Richard Felton Outcault demostró que los periódicos también podían generar ingresos a partir de las tiras cómicas y dio la pauta, mucho tiempo antes del surgimiento de las editoriales que rigen el mercado hoy en día, sobre el potencial de los personajes que habitan el universo de las viñetas como producto comercial.