TOLUCA, ESTADO DE MÉXICO.- El ritual de “La quema del Judas”, como manifestación de la religiosidad popular, es una tradición muy extendida en México y otros países de América Latina, como es el caso de Venezuela. La costumbre de quemar Judas en Semana Santa llegó a México por influencia española, y existen evidencias de que pudo haber tenido su primer antecedente en la Edad Media, como un esfuerzo por cristianizar retomando prácticas paganas.
El precedente más antiguo que han señalado algunos investigadores, se remonta a algunas prácticas de índole pagana que se llevaban a cabo durante el equinoccio de primavera para despedir, a través de la purificación del fuego, todos los sufrimientos enfrentados durante las carencias del invierno.
Sería después del concilio de Nicea, celebrado en el año 325 de nuestra era, que se instituyó la tradición de “La quema del Judas”, como un ritual simbólico que suponía el castigo a Judas Iscariote por haber traicionado a su Maestro. Este acto, celebrado entre el jolgorio y la participación colectiva, daba paso a la representación simbólica de la destrucción de la maldad y la purificación del pueblo.
Se tiene noticia de que la elaboración de estos muñecos “representantes del pecado” ha recurrido a diversos materiales, muchas veces de deshecho. Una de las manufacturas más tradicionales, y que fue la más extendida en España, recurría a la paja como materia prima: una vez que los muñecos estaban rellenos con este componente, se colgaban al centro de las calles, se les prendía fuego y en algunos casos los vecinos disparaban con sus escopetas.
En la apropiación mexicana de esta tradición, el componente fundamental suele ser el cartón ensamblado con materiales pirotécnicos. La idea del “judas” es la misma, representa a aquel que traicionó a Jesús, pero la confección de las figuras se enriqueció con elementos estéticos de origen indígena, los cuales pueden apreciarse en el uso de colores brillantes y la inclusión de imágenes relacionadas con la muerte y algunos otros elementos prehispánicos.
Entre las características más relevantes de los Judas realizados en México, destaca la mutación de la idea del mal hacia la sátira política, y los asuntos del momento. Una de las Ciudades con mayor “tradición judera” es Guanajuato, donde se comenzaron a realizar piezas enormes de cartonería, comentó en entrevista Carlos Ulises Rosas Rodríguez, Gestor Cultural del Museo del Alfeñique de la Ciudad de Toluca.
Desde hace más de 20 años, se ha realizado, en la Plaza de los Mártires de la capital mexiquense, la tradicional “quema de Judas”. Cada año se lleva a cabo un concurso donde artesanos de la región realizan figuras, muchas de éstas monumentales, donde las piezas ganadoras participan en un desfile que cierra con la quema de estas “efigies del pecado”.
En algunos poblados del Valle de Toluca era una práctica común la elaboración de estas figuras incendiarias, pero fue el Maestro Luis Nishizawa quien recuperó estas tradiciones de artesanía, color e historia mediante un concurso realizado por vez primera en 1994 en el cual se inscribieron 11 piezas.
25 años después, este 2019, participaron aproximadamente 159 figuras realizadas por “juderos” de todo el Valle de Toluca; de los cuales se hará una selección de 30, que estarán divididos en dos categorías: “Judas tradicionales” y “Judas contemporáneos”.
Así, en el marco de este XXVI Concurso de Judas, el equipo de trabajo del Museo del Alfeñique realiza a partir de este fin de semana, y hasta el 17 de abril, un recorrido nocturno titulado “Las Noches de los Judas” donde se podrá apreciar el trabajo de dichos artesanos en un ambiente de penumbra y misterio, para descubrir las referencias a diversos aspectos de la vida política y social del país como el huachicoleo, el aborto, los feminicidios, entre otros.
Dichos recorridos se realizarán gratuitamente el 5, 6, 12, 13, 16 y 17 de abril, a las 19:30 y 20:15 hrs, para grupos reducidos, de 15 a 20 personas, quienes tendrán que hacer reservación previa al teléfono 167 4674.