Contrario a otras especies de ranas, donde solo el macho le canta a las hembras, entre la rana arborícola son ellas quienes cantan con más suavidad que ellos, para que el macho seleccione a su hembra.
SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS.- Con más de tres décadas de experiencia de trabajo con los anfibios, el biólogo Luis Antonio Muñoz Alonso, técnico académico de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), recientemente ha descrito que la rana arborícola enamora a su pareja a través del canto.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Luis Antonio Muñoz, señaló que en la primera etapa del proyecto de investigación, Luis Antonio Muñoz explicó que se trabajaron los aspectos reproductivos de ranas que son raras en México y Chiapas. “Son especies endémicas, inclusive algunas son microendémicas, solo están en puntos muy pequeños dentro de la república mexicana, aparte de ser raras en apariencia, su distribución es muy restringida, casi no se conoce nada de ellas.
Un ejemplo es la rana arborícola de los Tuxtlas, especie que solamente, desde que se describió más o menos hace 40 años, se tenían tres o cuatro ejemplares bien fijados, que sabíamos las localidades correctas de donde habían sido registradas en los Tuxtlas, en Veracruz”.
El proyecto contó con financiamiento del Institute of Integrated Sciences de la Universidad de Koblenz, Alemania, para trabajar en los dos sitios, en los Tuxtlas, Veracruz y en la comunidad El Pozo, Berriozábal, Chiapas. En esta última, el estudiante Luis Javier Caloca Peña encontró dos ejemplares, un macho y una hembra.
“Tiene aspectos ecológicos muy importantes, muy interesantes, uno que son totalmente arborícolas, rara vez bajan al suelo; dos, al parecer tienen otra forma de reproducirse, de cortejo, que la generalidad de las ranas. Al ser microendémicas su hábitat está desapareciendo y dependen del agua para reproducirse, pero en los árboles hay pocos cuerpos de agua que les sirvan”, dijo el herpetólogo del Ecosur.
El cuestionamiento de los investigadores los llevó a plantearse cómo se reproducían estas ranas, dónde se reproducían, cuál era su sistema de cortejo y con eso, empezaron a aplicar nuevas técnicas que descubrieron la atracción de las especies a través del canto.
“Una vez que estábamos en el campo escuchamos a un macho, era la primera vez después de varios meses de estar ahí. Era un canto después de las seis, siete de la tarde, el macho canta para atraer a la hembra, como la generalidad de las ranas. Teníamos grabaciones y la pusimos. Al otro día fuimos otra vez al sitio a donde habíamos escuchado el canto y pusimos el canto del macho y empezamos a escuchar un canto que era un poco diferente y que se parecía mucho al canto de una hembra, que había sido grabado en cautiverio. Y empezamos a escuchar los cantos, e inclusive cómo los cantos de las hembras se oían más cerca. Y eso significaba que la hembra iba a buscar al macho”.
Entre los descubrimientos señalados por Luis Antonio Muñoz, “lo extraño fue, primero, que es un grupo donde la hembra canta, casi en la mayoría de los grupos de las ranas las hembras no cantan, solamente escuchan el canto del macho, se acercan para reproducirse. En este caso, la hembra canta y diferente, un canto más suave, más pequeño, en términos generales. Y cuando ya estaban cerca de lo que presumían era el macho, porque era una grabación, empezaron a cantar al mismo tiempo dos o tres hembras que se fueron acercando”.
Ante este cortejo los investigadores asumieron que había una selección del macho de entre ciertas hembras, en otros grupos es al revés, las hembras seleccionan al macho por el canto, “por qué decimos que selecciona el macho, porque hemos encontrado que esas ranas, junto con la información que nos pasó la gente de Alemania, buscan lo que nosotros llamamos nidos. Los nidos son huecos en los árboles que se llenan de agua, son raros, nosotros hemos subido árboles, hemos buscado en decenas de árboles y pocas veces encontramos estos nidos”.
Lo anterior se convierte en un factor limitante, pues las ranas macho tienen problemas para localizar suficientes de estos nidos en los árboles, pero una vez encontrados empiezan a cantar, lo que constituye un éxito reproductivo de los machos.
En la investigación referida por el biólogo Luis Antonio Muñoz, mencionó que todas las veces que pusieron la grabación llegaron hembras al macho. “En un periodo de ocho meses que estuvimos trabajando en la primera fase, de tres o cuatro registros que hubo históricamente durante casi 40 años, nosotros tenemos 12 registros de la especie en un periodo de ocho meses”.
Estos experimentos ayudaron a entender lo que sucede con este grupo de anfibios, especies raras porque viven en el dosel. En su proceso reproductivo, el macho selecciona a la hembra y hay un factor limitante que son los nidos, “nosotros asumimos que la especie que está en El Pozo podría ser una especie diferente o una subespecie, muy relacionada con la que está en Los Tuxtlas”. Los involucrados en la investigación desearían que se diera continuidad y que se logre sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de estas especies y la necesidad de cuidar su microecosistema (Con información de la Agencia Informativa Conacyt y de Por María Gabriela López Suárez).