Ya sea de algún metal, o de plástico, el tenedor es un instrumento de uso cotidiano en el mundo occidental, que se encuentra prácticamente en cualquier hogar. Se usa en público y a solas, prácticamente no podrías comer sin él.
A últimas fechas el tenedor ha acaparado incluso las jugueterías con réplicas de Forky, el tenedor que aparece en Toy Story 4. Hace 30 años, la princesa Ariel inmortalizó un tenedor en la La Sirenita llamándole “cachivache”.
El tenedor es el más joven de los cubiertos básicos, la cuchara y el cuchillo ya existían cuando esta entró en escena. La palabra tenedor proviene del latín “tenere” que significa tener o sostener.
En un inicio se trataba de un mango con “dos dientes” u “horquillas” que pudo haberse utilizado por primera vez en Egipto, por allá del año 1000 antes de Cristo. En su versión más actual, fueron los bizantinos quienes crearon los primeros tenedores, como parte de sus hábitos refinados.
Este utensilio llegó a Italia como parte de la dote de la princesa Anna Doukaina, quien se casó con el Duque de Venecia, Domenico Selvo. Ella falleció dos años después a causa de una enfermedad no identificada, mientras el vulgo aseguraba que Dios la había castigado por usar el tenedor.
Durante la Edad Media, la Iglesia Católica prohibió el uso del tenedor, por considerarle un instrumento demoniaco, por lo que pocas personas se atrevieron a usarle; además se consideraba que solo los dedos eran dignos de tocar la comida que Dios proveía.
Sería hasta el siglo XVI que poco a poco se comenzó a propagar el uso del tenedor en Europa, acompañado por la individualización de los hábitos al comer, es decir, antes de ello la gente comía en grupos, compartiendo los platos y copas.
La reina Catalina de Medici, considerada como una de las reinas más poderosas de la época, fue quien empezó a extender el uso del tenedor. Poco a poco el utensilio iría ganando presencia a lo largo de Europa por su gran apoyo para consumir alimentos sólidos.
Tal como indican Antoni Pons Biescas y Josep A. Tur Mari, “El uso del tenedor no se generalizó en Europa hasta ya entrados en el siglo XVIII o principios del XIX…Los comensales decían que se causaban heridas con ellos, pinchándose con sus afiladas púas los labios, las encías y la lengua”
Una vez aceptado, además de la comodidad derivada de su uso, el tenedor también comenzó a relacionarse con hábitos de higiene, pues al usarlo se evitaba introducir gérmenes a los alimentos.
Durante muchos años, el tenedor fue utilizado únicamente en las cortes. Con las nuevas posibilidades de reproducción de la Revolución Industrial, el tenedor comenzó a ser popular entre todas las clases sociales.
A pesar de que existen algunas regiones donde todavía se come con la mano, y las que prefieren el uso de otras herramientas, como los palillos orientales; hoy día millones de personas utilizan el tenedor alrededor del mundo, especialmente en la cultura occidental.
Este utensilio se encuentra presente en la mayoría de los grupos sociales de Occidente, incluso hay quienes han llegado a considera al tenedor como un pilar de la civilización occidental.