El Rosario, B.C.- Luego de tres semanas de intenso trabajo, en las inmediaciones de esta comunidad se logró el registro de 16 sitios con decenas de manifestaciones gráfico-rupestres, específicamente, petrograbados, cuya antigüedad se estima —por lo menos— en mil 500 años.
La cantidad de sitios arqueológicos en la región de San Quintín-El Rosario, ponía de manifiesto su importancia a lo largo del tiempo; no obstante, resultaba paradójico que no existiera evidencia de sitios con pintura y/o petrograbados, al haber sido de una de las manifestaciones gráficas más significativas de los antiguos pobladores de la península de Baja California.
Los investigadores participantes en la iniciativa fueron las arqueólogas Enah Montserrat Fonseca Ibarra y Fiorella Fenoglio Limón, del Centro INAH Baja California y Centro Querétaro, respectivamente; y el biólogo Héctor Sánchez Márquez, de la asociación civil Terra Peninsular, informó el antropólogo Jaime Vélez Storey, director del Centro INAH BC.
El objetivo central de esta tarea fue conocer y registrar, como parte del Proyecto Estudio de Campamentos en la Línea Costera y Valles Intermontanos de Baja California, las llamadas “pinturas antiguas”, las cuales fueron identificadas por diversos pobladores dentro de sus terrenos.
Cada uno de los 16 sitios cuenta con decenas de motivos, los cuales están grabados sobre piedras y frentes rocosos. Los distintos diseños —que van desde geométricos simples hasta complejos entramados de líneas rectas, onduladas, quebradas, círculos y motivos antropomorfos, flores, aves o reptiles— quedaron plasmados gracias a que sus creadores, con ayuda de herramientas de piedra, desgastaron pacientemente la superficie.
Los investigadores dieron a conocer que varios de los sitios registrados fueron bautizados por los dueños de los terrenos o por sus descubridores con nombres como Rancho Amado, Los Sacrificios, La Niña, La Pinta, La Santa María, El Chayo, Las Pintas de Cruz, Cerro Bola y La Codorniz.
El trabajo de investigación consistió, primero, en recorrer toda el área en busca de los petrograbados. Una vez identificados, se fotografió cada panel y motivo, se realizaron los dibujos correspondientes, el llenado de cédulas de registro y estado de conservación, además de ubicar los bloques con GPS. Posteriormente, en gabinete se procesó toda esta información para tener datos más precisos y detallados de cada uno.
Cabe señalar que dicho proyecto está guiado por tres ejes: la investigación, protección y difusión de los sitios ocupados por cazadores-recolectores-pescadores en el noroeste de la península de Baja California.
Asimismo, una de las interrogantes y objetivos de esta iniciativa es la identificación de sitios arqueológicos para comprender el patrón de asentamiento de los antiguos grupos que habitaron en la costa oeste de la Península de Baja California, desde hace ocho mil años.
La comprensión del modo de vida de estos grupos no estaría completa sin el estudio de los sitios con manifestaciones gráfico-rupestres, los cuales dan cuenta de su ideología, de su relación con la naturaleza y la construcción del paisaje, así como de su cosmovisión.
Este trabajo conjunto entre el INAH y Terra Peninsular es un esfuerzo más para profundizar en el conocimiento bioarqueológico de Ensenada, así como para asegurar y fomentar la protección y salvaguarda del patrimonio cultural de la nación, expuso la arqueóloga Fonseca (Con información de Prensa del INAH).