Cuando el pollo se fríe, la piel ayuda a que el aceite no penetre tanto en la carne y ésta puede retirarse para su consumo.
Desde hace algunos años se ha popularizado la idea de que comer la piel de pollo no es saludable, por lo que se recomienda removerla de la carne antes de su preparación o eliminarla antes de comer si el producto se compró listo para comer y se cocinó con piel.
En contraposición, hay quienes opinan que un pollo sin piel tiene poco sabor, ya que, aseguran, el sabor de este alimento lo proporciona la piel durante su preparación, además de que su consumo, afirman, a pesar de lo mínimo que pudiera afectar a la salud, vale la pena.
Se ha reportado que la piel de pollo sola aporta 32.4 g de grasa y 13.3 g de proteína por cada 100 g. Cuando la piel ya está integrada en la pieza del pollo, el valor de estos nutrientes puede ser mayor o menor, de acuerdo con la proporción carne/piel, es decir, un muslo tendrá mayor proporción de piel/carne que una pechuga; por ello las proporciones de los nutrientes pueden modificarse.
A pesar de que es mucho más popular la recomendación de que la preparación del pollo sin piel es más saludable, en el caso del pollo que se fríe, la piel ayuda a que el aceite no penetre tanto en la carne y esta puede ser retirada al momento de consumirla si por razones dietarias no se desea hacerlo.
En el asado o rostizado, el dejar la piel protege de la pérdida de humedad durante la cocción y ayuda a que las proporciones de sus componentes sean más estables por cada 100 g de alimento que se consumen, además de brindarle sabor. La realidad es que el abuso o excesos, como en el caso de otros alimentos, es lo que puede llevar o no a tener una condición saludable.
(Con información de cienciamx noticias).