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La depresión posterior al pop

por Alejandro Herrera

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Aunque es un disco de 2016, vale la pena hablar, a propósito de su visita a nuestro país en compañía de Metallica, del más reciente trabajo de Iggy Pop, Post Pop Depression. Una obra redonda que nos deja ver que el oriundo de Michigan todavía tiene algunas cosas que decir en materia musical. El primer tema es Break into your heart, canción de pastoso y rítmico riff en el cual la profunda voz de James Newell Osterberg, nombre verdadero del legendario intérprete de Lust for life, se hace presente desde los primeros segundos con un mantra que alcanza niveles dignos de la música religiosa, sin sutilezas, una letra directa, un ritmo atrayente, una borrachera que da patadas de ahogado pero que se rehusa a morir. Ya no hay vuelta atrás, nos encontramos en la vorágine del exceso que nos regala las primeras notas de Gardenia, tema que trae de vuelta al Iggy Pop de antaño (¿Acaso alguna vez se fue?) Al de I wanna be your dog, al de Sister Midnight,una melodía que suena a sexo sucio, a calles húmedas iluminadas con neón.

El descenso continúa y nos sumergimos en American Valhalla, reminiscencia a ese mundo sin sentido que habitamos, donde cerca del final todo parece perder significado ¿Qué somos? ¿Hacia dónde vamos? La muerte es una píldora difícil de tragar ¿Qué hay allí? ¿Puedo llevar a un amigo? La resolución parece sencilla pero es descorazonadora, lo único que nos pertenece, después de todo el camino andado, es nuestro propio nombre. La música se desvanece y una voz familiar, una voz que ya ha pasado por todo ese proceso anteriormente, parece recalcarnos esta idea, sin embargo, antes de que podamos hundirnos por completo en esta depresión posterior al pop, In the Lobby y su guitarra sucia, casi desafinada, nos saca del letargo para depositarnos en Sunday, uno de los mejores temas del disco, Tengo todo lo que necesito pero me está matando, una crítica certera a la vida de consumo del empleado promedio, ese mismo que se hizo de la vista gorda e ignoró al legendario músico durante sus presentaciones en el Foro Sol.

Ya entrados en la crítica social Iggy nos receta Vulture, no hace falta ahondar en la temática, el título nos dice todo. Viene German Days, la canción más floja de toda esta selección de matices de sutil encanto, el viaje está por concluir pero todavía falta hacer una parada por Chocolate Drops, un lúgubre rayo de luz que se cuela por la ventana de una habitación derruída, When your love of life is an empty beach, Don’t cry, don´t cry.

El destino final es Paraguay, la última canción de este trabajo monumental, el lugar al cual van los perdedores adoloridos, el escape, la evasión, la única manera de salir de esta y todas las resacas, de todo lo que se acabó y no va a regresar, no queda otra opción, solo nos queda hacer lo que debemos hacer. Iggy Pop está más vivo que nunca y su naturaleza incendiaria permanece entre nosotros para hacernos saber que después de toda la parafernalia de la música actual no nos quedará nada, un vacío para el cual ya no existirán leyendas, mitos, ídolos, alguien que traiga sosiego en las tardes de tormenta.

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