El año es 1995, la fecha 2 de octubre, los seguidores de Iron Maiden esperan recelosos la salida de su más reciente álbum; Bruce Dickinson abandonó el proyecto después de la gira promocional del Fear of the dark y su presencia se antoja irremplazable, se han manejado algunos nombres pero la banda ha escogido a un completo desconocido para llenar la vacante, Blaze Bayley, frontman de Wolfsbane, agrupación de hard rock que ha logrado colocar un par de videos en la programación de MTV sin mucho éxito.
The X Factor llega los aparadores y la respuesta no es positiva, algunos se quejan de que el último trabajo de los ingleses es más bien aburrido, otros afirman que es una obra maestra, la voz de Bayley no termina de convencer, su tono es oscuro y poco tiene que ver con la de su predecesor, cosa demasiado evidente en las presentaciones en directo; las letras de las canciones han dado también un giro inesperado, versan sobre la guerra, sobre hombres al borde de un colapso nervioso, sobre la depresión y la maldad. El público no es amable con el nuevo integrante quien es víctima de abucheos, insultos y agresiones físicas, la doncella de hierro comienza a bajar sus bonos y decide encerrarse en el estudio.
Tres años después ve la luz Virtual XI, intento por regresar a los orígenes, con temas más melódicos como Futureal, The Angel and The Gambler o Lightning Strike Twice, sin embargo el proyecto vuelve a fracasar, parece que la carrera de Steve Harris y compañía ha llegado a su fin; ante la crisis la solución es obvia, despedir al intruso y regresar a la alineación más exitosa; se hacen negociaciones, acuerdos, Adrian Smith, guitarrista que en su momento fuera sustituido por Janick Gers, se une nuevamente a sus compañeros para dar vuelta a la página y seguir adelante; Brave New World se convierte en disco de oro en Reino Unido, Canadá y Brasil, pero esa es otra historia, el maleficio se ha roto y Maiden vuelve a ocupar los primeros lugares de popularidad.
Mientras tanto, un decepcionado Blaze Bayley da a conocer su primera producción en solitario, Silicon Messiah, disco en el cual aborda las temáticas que siempre le han motivado, la ciencia ficción, los futuros distópicos. Las críticas son buenas pero la sombra de la doncella da pie a comparaciones; pocos confían en la capacidad del oriundo de Birmingham, a quien se le acusa de ser un intérprete mediocre, carente de talento.
Dos años después sale a la venta Tenth Dimension cuya fuerza se ve reflejada en el álbum en vivo As Live as it gets; el camino de la independencia comienza a mostrar su dura faz pero eso no detiene al cantante quien está empeñado en demostrar que existe vida más allá de Iron Maiden, en 2004 sale Blood and Belief y cuatro años después Robot, un EP que evidencia cierta falta de presupuesto.
A estas alturas parece que el intérprete ha comenzado a forjarse una carrera y una reputación y aunque sus presentaciones son en lugares pequeños, lejos del glamour y exigencias de los grandes estadios, Blaze parece cómodo, ha aprendido a aceptar la pérdida y tiene la mirada fija en sus objetivos a largo plazo. En su discografía siguen Promise and Terror (2010) The King of Metal (2012) La biografía musical Soundtracks of my life (2013) E Infinite Entaglement, el mejor de sus trabajos hasta la fecha, Bayley regresa a latinoamérica después de muchos años y se presenta en la ciudad de México, en Pachuca y en Puebla, hace una parada en Brasil y se reencuentra con un público que ha seguido su trayectoria muy de cerca y que desea también regresarle el lugar que le fue arrebatado cuando fue expulsado del paraíso.
Blaze, convertido ahora en un músico de culto, nos muestra que la perseverancia tarde o temprano rinde frutos, que los sueños no deben ser necesariamente los que dicta el mainstream y que se puede sobrevivir a la caída de gracia que ofrece la demandante escena de las leyendas. Hoy, Bayley puede presumir de una trayectoria sólida que le ha permitido pisar diversos escenarios alrededor del mundo, escenarios donde, según sus declaraciones, puede sentirse como en casa, escenarios desde los cuales puede mirarnos directamente a los ojos para decirnos: si yo pude, tú también podrás, todo es cuestión de empuje, aguante y paciencia, cantidades industriales de paciencia.