Por Alex Herrera
En 1977 Roger Waters presentó 2 propuestas a sus compañeros Richard Wright, Nick Mason y David Gilmour, una de ellas se titulaba “Bricks in the wall” y la otra “Pros and cons of hitch hicking”, de la primera sabemos cuál fue su destino, ha sido reproducida hasta el cansancio y homenajeada en varias ocasiones por diversas bandas y artistas, es un referente obligado para los seguidores de cuarteto londinense y también para aquellos que no son seguidores, es la razón por la cual muchos se reunieron hace algunos meses en el Foro Sol y en el Zócalo de la Ciudad de México y fue también motivo de muchos tuits, “selfies” y estados de Facebook en una perfecta oda al villamelonismo que prolifera hoy en día en las redes sociales, sí, también se convirtió en una película dirigida por Alan Parker, protagonizada por Bob Geldof y prácticamente ha sido la obra (con todo respeto, para no sonar pretencioso) que ha sostenido la carrera del bajista de inconfundible cabeza canosa los últimos años.
De la segunda propuesta supimos hasta 1984, cuando por fin pudo ver la luz. The Pros & cons of hitch hiking es un álbum conceptual que habla sobre la crisis de mediana edad y sobre las adúlteras fantasías del protagonista con una mujer desconocida que pide aventón en la carretera, todo se desarrolla en tiempo real entre las 4:30:18 AM y las 5:12 AM de un día cualquiera. Se trata de un trabajo que sigue la dinámica de “The Wall” por lo menos en la recurrente obsesión de Waters por contarnos historias sobre personajes atormentados y está firmemente hermanado con “The Final Cut” en la estructura y desenvolvimiento de los temas.
The Pros and cons…nos ofrece fórmulas ya conocidas, diálogos que van hilvanando la trama, sonidos incidentales, acordes lentos que son abruptamente transformados en violentas ejecuciones que a veces nos recuerdan a “In the flesh?” Coros femeninos que hacen reminiscencia a un retorcido musical de Broadway y las guitarras de Eric Clapton quien incluso salió de gira con Waters para promocionar este esfuerzo por demostrar quien era el cerebro detrás de los monumentales “Wish you were here“, “Dark side of the moon” y “Animals” .
Pareciera que el señor Waters se ha olvidado, al menos por ahora, de sus trabajos en solitario y ha decidido centrar su atención en las glorias de antaño y aunque se encuentra trabajando en un nuevo material discográfico, el primero desde Amused to death, pareciera ser que su legado personal, genial, neurótico, visceral, ideológico hasta el colmo de lo espectacular, quedará como recuerdo en los anaqueles de las casi extintas tiendas de discos, en ese universo infinito conocido como Spotify o aplastado por el monstruo legendario que fue y será Pink Floyd.
