Inicio Ciencia y SociedadSociedad A 39 años del descubrimiento del VIH: una historia de estigma y dicriminación

A 39 años del descubrimiento del VIH: una historia de estigma y dicriminación

por María Chamosa

A pesar de que el siglo XXI ya cumplió 20 años,  tal como indica la CNDH, México: <<Frecuentemente se cree que las personas con VIH merecen su destino por haber hecho algo “malo”>>, lo que perpetúa el estigma y la discriminación.

Hacia finales de la década de los 70 del siglo pasado, centros de salud de todo el mundo comenzaron a detectar una serie de síntomas comunes que se presentaban en pacientes graves, cada vez con mayor frecuencia: erupciones cutáneas en varias zonas del cuerpo, aftas espesas y blancas en lengua y boca, complicaciones por infecciones recurrentes, pérdida excesiva del peso sin razón aparente, sangrados espontáneos por boca, nariz o ano; y en casos avanzados daño neurológico y neumonía.

Fue hasta el 5 de junio de 1981, que un grupo de investigadores de la Universidad de California dio a conocer un reporte donde se revelaban rasgos comunes en cinco  casos de pacientes masculinos homosexuales, todos ellos con un sistema inmune muy reducido y diagnosticados con neumonía por Pneumocystis jirovecii. Los médicos sabían que estaban ante una situación atípica, ninguno de los pacientes tenía vínculos en común, la enfermedad, cualquiera que ésta fuera, debía ser adquirida aleatoriamente.

Cada vez más se reportaban casos de neumonía por Pneumocystis jirovecii  y sarcoma de Kaposi. El Pneumocystis jirovecii es un microorganismo que origina fiebre, disnea y tos seca, que en otras circunstancias tiene un nivel de mortalidad del 15 al 20 por ciento, pero en pacientes inmuno deprimidos la letalidad aumenta considerablemente. Por su parte, el sarcoma de Kaposi es un cáncer causado por el virus del herpes humano 8, y suele manifestarse a través de heridas en boca, nariz y garganta.

La ciencia se enfrentaba a una pandemia sin precedentes: el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, conocido como VIH (AIDS en inglés). Pero en un inicio, cuando la constante identificada por médicos de diversas partes de mundo revelaba estos síntomas en hombres homosexuales, la enfermedad se dio a conocer, según relatan Miranda Gómez y Nápoles Pérez (2009) como el “cáncer gay”, el “síndrome gay” y la “peste rosa”, o “peste gay”; lo que fortaleció aún más la discriminación a las minorías sexuales.

Hoy día, existen diversas investigaciones que comprueban que se trata de una pandemia que también ataca a la población heterosexual; sobre todo en países de África, Asia y Europa, donde la OMS ha indicado que existe alta concentración de usuarios de drogas inyectables. Sin embargo, algunas regiones de América Latina  sí presentan mayor prevalencia entre minorías sexuales y hombres que tienen relacione sexuales con otros hombres (por diversas razón, y no necesariamente por ser gays).

Según indica la Comisión Nacional de Derechos Humanos, México: <<El estigma y la discriminación que padecen las personas homosexuales y transexuales en la mayor parte del mundo contemporáneo ha tenido como consecuencia que muchas de ellas procuren ocultar su preferencia sexogenérica o identitaria, razón que (…) ha tenido graves consecuencias ante la epidemia de VIH, sobre todo en el hemisferio occidental>>.

A la fecha se tiene registro de casi 40 millones de personas infectadas en el mundo. A pesar de los avances de la ciencia, la aparente estabilidad de la pandemia, y los protocolos que actualmente se aplican a la prevención, diagnóstico oportuno y tratamiento de la enfermedad, cada año se suman millones de nuevos casos, muchos de ellos criminalizados por pertenecer a los grupos de población clave de la enfermedad: trabajadores y trabajadoras sexuales, usuarios de drogas inyectables, personas transgénero y hombres que tienen relaciones sexuales sin protección con otros hombres.

Y es que no obstante que el siglo XXI ya cumplió 20 años,  tal como indica la CNDH, México: <<Frecuentemente se cree que las personas con VIH merecen su destino por haber hecho algo “malo” Los hombres que viven con VIH, pueden ser percibidos como homosexuales o bisexuales o clientes de trabajadoras del sexo. Incluso la familia y la comunidad perpetúan el estigma y la discriminación por miedo o por ignorancia>>.

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