Mas vale tarde que nunca, versa el viejo dicho, y aunque en algunos casos el retraso es desastroso y deja a los que esperan con un amargo sabor de boca, hay excepciones a la regla donde cada minuto de expectación vale la pena. Es sábado 2 de septiembre y las inmediaciones de la Sala Corona, ubicada en la calle de Puebla, a una cuadra del Metro Insurgentes, comienzan a llenarse de una concurrencia que se ha reunido para cumplir con una cita que lleva varios años postergándose, Mr. Big, la super banda donde militan grandes talentos como Billy Sheehan, Paul Gilbert, Eric Martin y Pat Torpey ha llegado a la Ciudad de México para ofrecer un concierto único.
La fila para ingresar a la Sala Corona ocupa una cuadra y se respira un aire de emoción que pocas veces puede verse, una emoción que no pueden opacar las canciones de José Alfredo Jiménez que se escapan de una cantina cercana al recinto, una emoción derivada de la esperanza, del anhelo de ver a los integrantes originales de una agrupación cuya carrera, desde 1988, ha sido hasta cierto punto intermitente y de la cual ya no se esperaba nada nuevo. Sin embargo ahí está el álbum Defying Gravity, el primero después de una separación que parecía definitiva, una placa que demuestra que, como en los buenos vinos, la madurez les ha venido de maravilla.
Son las nueve treinta y una tenue luz azul ilumina el escenario; los angelinos desatan la hecatombe con Daddy, Brother, Lover, Little Boy, ya no existe duda, Mr. Big se encuentra frente a los presentes para dar todo de sí, sigue American Beauty, la batería de Matt Starr, quien ocupara el puesto de Torpey cuando fue diagnosticado con Parkinson, suena poderosa, Eric Martin parece incrédulo al observar la respuesta del público mexicano y lo expresa sin recato antes de recetar a sus seguidores con el clásico Undertow, Torpey aparece en el escenario y le llueven aplausos al por mayor, sobre todo cuando se coloca detrás de los tambores para interpretar Just Take My Heart, vienen después Temperamental, Take Cover, Everybody Needs a Little Trouble. La dupla Sheehan/Gilbert arrasa con cada acorde, con cada riff, con cada expresión, Wild World, la canción de Cat Stevens resuena en la Sala y todos están rendidos ante la magia, aunque el momento cumbre viene con To be with you que se eleva por encima del audio local.
La recta final se acerca y Mr. Big sostiene el extasis con Colorado Bulldog y 1992 antes de mandar a todos a casa con Baba O´Ryley original de The Who, las lucen se encienden, es momento de regresar a la realidad, las almas en extasis que abordan sus automóviles y se dispersan lentamente entre las calles citadinas saben que formaron parte de un suceso que podría no volver a repetirse ¿Valió la pena el aplazamiento? Por supuesto, cada segundo, cada minuto, cada canción y cada estribillo coreado a todo pulmón.
