El Sol ha sido fuente de inspiración de innumerables artistas, sobre todo de la plástica. Van Gogh, Pablo Picasso, William Blacke, Salvador Dalí, Claude Monet, Frida Kalho, y muchos más, ha caído en la tentación de plasmar en sus lienzos al Astro Rey, siempre, o casi siempre, en tonos amarillo, naranja so rojizos.
Si se mira directamente al cielo, es casi un hecho que se concluya que el Sol es amarillo, aunque en algunos momentos del día es posible que éste se aprecie azul o incluso rojo, pero ese no es su color original.
Como el cuerpo resplandeciente que es, el Sol emite luz que coexiste con una determinada variedad de colores, que al llegar a la Tierra se decodifican como “amarillo” ante la vista humana.
Estrictamente, el Astro Rey es blanco, que nosotros lo “veamos” amarillo o “naranja” se debe a que éste refleja la combinación derivada de una serie de colores que le rodean.
En el 2013, la NASA realizó un mosaico donde se mostraba una gran diversidad de colores que “a ratos” componen al Sol. Mediante instrumentos y equipo especializado, los científicos captaron una serie de imágenes que revelan de qué manera el espectro visible de luz cambia de color ante los cambios de condiciones y temperaturas.
A pesar de que el Sol envía luz blanca, al pasar por la atmósfera sus rayos se distorsionan, incluso esos hermosos atardeceres de rojo encendido, podrían ser consecuencia de la mezcla entre sus rayos naturales y los gases provocados por la contaminación y el humo.