Nacido en Tepic el 27 de agosto de 1870, Amado Nervo (cuyo verdadero nombre era José Crisóstomo Ruiz de Nervo) fue un hombre considerado modernista, muy culto, cuya labor como escritor abarcó tanto prosa como poesía, además de un destacado desempeño como periodista y erudito ensayista en distintas áreas del conocimiento.
A la temprana muerte de su padre, la familia se mudó a Michoacán, ahí durante su adolescencia estudiaría ciencias y filosofía, sobre todo se apegó a la física, la lógica y el derecho natural. De regreso a Tepic laboró en un bufete jurídico al mismo tiempo que inició a publicar con un seudónimo.
Como periodista se desempeñó en algunos de los diarios más reconocidos de la época, entre los que destacan “El Universal”, “El mundo” y “El Imparcial”, incluso viajaría a Europa como corresponsal de éste último. Fue en el viejo continente que conoció a personajes como Rubén Darío y a Justo Sierra.
Entre sus obras principales destacan las novelas: “El bachiller”, “El donador de almas” y “El diablo desinteresado”. En cuanto a poesía fue bastante prolífico, puede citarse “Poesías completas”, “Perlas negras”, “Los jardines interiores”, “En paz”, quizás el poema más conocido.
Enfermo de catarro intestinal y de nefritis crónica, Amado Nervo murió en Montevideo en 1919, donde cumplía labores diplomáticas, y recibió homenajes póstumos en España, Brasil, Venezuela y Uruguay. Sus restos se encuentran en la Rotonda de las Personas lustres, en el Panteón de Dolores.
De acuerdo con Bernardo Ruiz, los escritos de Nervo han sido del agrado de sus lectores debido a la facilidad con que éste “…animaba a sus lectores a descubrir con él la riqueza de lo cotidiano, a preguntarse respecto a cómo era la vida de los otros en contraste con la propia: formaba y educaba…”.
