En 1953 se reconoció finalmente el derecho al voto femenino y el 3 de julio de 1955, las mujeres mexicanas pudieron votar por primera vez.
A pesar de que actualmente instancias como la ONU, reconocen que las niñas y mujeres poseen los mismos derechos que los hombres, y México ha ido acatando paulatinamente dichos preceptos, la realidad es que no tiene ni 70 años que las mexicanas pudieron ejercer su derecho al voto.
Hoy día se habla en México de equidad entre mujeres y hombres, incluso hay una Comisión de Igualdad de Género en el Senado de la República. Pero no siempre fue así, para llegar a este punto hubo que pasar un largo camino donde más mujeres lucharon para conseguir su visibilidad en la sociedad.
Uno de los principales eventos relacionados con la búsqueda del sufragio femenino, se vivió el 6 de abril de 1952, cuando un grupo de mujeres se reunió en el Parque 18 de Marzo de la Ciudad de México, para exigir al entonces candidato Adolfo Ruiz Cortines, que se plasmara en la Constitución su derecho a votar y ser votadas.
Para octubre de 1953, se promulgarían las reformas constitucionales que otorgaban el voto a las mujeres en el ámbito federal. Este acontecimiento, representó de algún modo, un importante avance en la búsqueda por el reconocimiento de la mujer en la sociedad.
Pero la lucha por la visibilidad femenina en México ya llevaba un camino andado. Las mujeres mexicanas del siglo XIX iniciaron la búsqueda por la igualdad en 1887 con las publicaciones de la revista femenina Violetas del Anáhuac. Y en 1917, se expidió la Ley de Relaciones Familiares, donde se concedía el mismo derecho tanto a hombres como mujeres, al considerárseles iguales en el seno familiar.
En 1938, se aprobó una iniciativa enviada por Lázaro Cárdenas para que las mujeres obtuvieran su ciudadanía, pero fue hasta 1947, durante el gobierno de Miguel Alemán, que entró en vigor el Artículo 115 Constitucional, en el que las mujeres ganaban el derecho a votar y ser votadas, en las elecciones municipales.
Después seguiría una lucha firme que no se detuvo, que fue conquistando espacios, que en apariencia podrían parecer débiles o minúsculos, pero que al paso del tiempo se convirtieron en adelantos notables para el reconocimiento de los derechos de la mujer. En 1953 se reconoció finalmente el derecho al voto femenino y el 3 de julio de 1955, las mujeres pudieron votar por primera vez.
La lucha que libraron estas mujeres, ha permitido que sus sucesoras no solamente puedan votar y ser votadas, sino que además cuenten con mayores opciones de vida, realización personal y profesional. Es necesario que la lucha continúe hasta alcanzar el reconocimiento y el sitio que la mujer merece en la vida privada, social y política del país.